Este 8 de marzo, nos reunimos nuevamente para conmemorar el Día Internacional de las Mujeres, símbolo de la centenaria lucha histórica que hemos levantado. Tal como lo hemos hecho desde 1936, cuando el Movimiento Pro Emancipación de la Mujer Chilena (MEMCH) convocó por primera vez a las calles para conmemorar este día en Chile, nos organizamos en distintas localidades para demostrar la potencia y el ímpetu transformador de los feminismos. Para afirmar nuestra convicción por construir vidas libres de violencia para todas las mujeres y niñas que habitamos este territorio.

La porfía feminista ha logrado transformaciones culturales importantes: las mujeres y niñas de hoy nacemos con libertades que nuestras ancestras tuvieron que disputar. Aun así sabemos que no es suficiente, pues vivimos en el cotidiano la violencia y precariedad a la que nos somete un sistema que es patriarcal, racista, colonial y capitalista. Mismo sistema responsable de la devastación ambiental, que por llenar el pozo sin fondo del capital despoja a los pueblos de sus territorios, fuerza desplazamientos y genera un sinnúmero de otras consecuencias en el planeta.

Con altas exigencias para proveer el sustento a sus familias a la vez que cuidar y realizar labores domésticas, muchas mujeres se someten a trabajos informales de bajos ingresos, inestables y sin protección social. Mientras, observamos con rabia como año a año se mantienen inamovibles las cifras de los crímenes que más nos afectan: femicidios, violencia en contexto de pareja y agresiones sexuales, con la complicidad de los medios de comunicación que hacen de la violencia que vivimos un espectáculo. Hoy, a cuatro meses de su desaparición, nos preguntamos: ¿dónde está Julia Chuñil? ¿Quién busca a las mujeres cuando desaparecen?

Pese a ello, la seguridad se ha instalado como un tema prioritario sin considerar la realidad de mujeres y niñas. Distintos sectores del espectro político se inclinan por soluciones autoritarias que no profundizan en las condiciones estructurales que perpetúan la violencia. Peor aún, varias de esas políticas no tienen otro fin más que limitar la capacidad de acción de los movimientos sociales, anulando el derecho legítimo a la protesta. Basta ver cómo desprecian las masivas movilizaciones ocurridas entre octubre de 2019 e inicios de 2020, en que estallaron múltiples demandas por vidas más dignas, que hasta el día de hoy están sin respuesta.

Las soluciones autoritarias han dado espacio a que tengan cabida discursos anti-derechos de las mujeres y de las diversidades y disidencias sexuales. Frente a ello reconocemos nuestra diversidad, a la vez que creemos en la fuerza conjunta en la lucha por más autonomía y libertad. Mirar la historia de las mujeres ayuda a comprender que nada ha sido concedido de manera accidental o gratuita para nosotras, sino que ha sido la organización y persistencia feminista en distintos ámbitos lo que ha permitido ampliar los horizontes sociales, educativos, culturales, sexuales, políticos, deportivos, filiativos, económicos, artísticos, entre tantos otros.

Nos rebelamos frente a las imposiciones de género patriarcales y sostenemos la autonomía para decidir sobre nuestros proyectos de vida. Reafirmamos esta autonomía en la calle y en la casa, en las escuelas, en las universidades y en nuestros espacios laborales. Resistimos con acción, reflexión y compañerismo. Esperamos que nuestra lucha movilice a que la sociedad en su conjunto se involucre en la promoción de vidas libres de violencia, desde la niñez hasta la vejez. Hoy, salimos a la calle con toda la fuerza de la historia que nos antecede en múltiples convocatorias desde Arica a Punta Arenas. Organízate en tu localidad, difunde y participa.

NUESTRA HISTORIA ES RESISTENCIA Y REBELDÍA

JUNTAS NADIE NOS DETIENE

Revisa acá una recopilación actualizada con convocatorias de distintas organizaciones feministas a lo largo del país.

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