En el sexto capítulo de Mujeres en Sintonía, conversamos con Ericka Ñanco, activista mapuche, integrante de la Asamblea de Mujeres del Ngulumapu. ¿Qué ha pasado en el Wallmapu a partir de la pandemia?, ¿cuáles son las urgencias del territorio?, ¿de qué forma se construye a partir del feminismo con las comunidades? Eso y más abordamos en esta conversación.
Ericka Ñanco Vásquez, originaria del lof Hualacura de Nueva Imperial, es parte de la Asamblea de Mujeres del Ngulumapu y secretaria de la Fundación Academia Intercultural Pelontxaro. En el sexto capítulo de “Mujeres en Sintonía, conversaciones feministas durante la crisis”, conversamos con ella sobre la situación del Wallmapu en contexto de pandemia, el racismo estructural que les afecta como pueblo y la construcción del feminismo.
Precisamente es Temuco, lugar donde Ericka reside actualmente, la comuna donde se ha visibilizado últimamente la violencia y represión contra mujeres mapuche a partir de la persecución en contra de las hortaliceras, mujeres de comunidades que hace muchísimos años comercializan sus productos en la ciudad.
Las comuneras han sido perseguidas, expulsadas y detenidas, sufriendo tratos vejatorios, de tortura y violencia política sexual por parte de Carabineros, tal como lo señala la querella presentada por la abogada Karina Riquelme en favor de las hortaliceras. Para Ericka esta situación “es sistemática y demuestra la constante represión hacia nuestro pueblo”.
Además, la activista responsabilizó directamente al alcalde Miguel Becker (RN) quien “trata de limpiar la imagen de la ciudad, sacando a las ñañas y sacando todo lo que huela a indio y que “ensucie” lo que para él tendría que ser una ciudad limpia, yo lo veo así, como un tema eugenésico, de tratar de eliminar el olor a pobre. El alcalde fue capaz de abrir el mall y a su vez en plena pandemia se pone a apalear a las ñañas, dejarlas en situaciones vejatorias en la calle”.
Por último, Ericka remarcó que el trabajo de las ñañas es una forma de resistencia cultural. “Ahí una se da cuenta también cómo es que el alcalde o las autoridades que nos gobiernan no tienen la intención de rescatar la cultura, cuando sabemos que es un tema que podría dársele mucho mayor énfasis, más allá del turismo o de querer ver en museos la cultura mapuche, sería bueno rescatar por parte de las autoridades este tipo de acción cultural”, criticó la activista.
“Con la excusa de la pandemia la violencia se ha agudizado”
Las protestas sociales que se tomaron todos los territorios desde octubre hasta la llegada del COVID-19 han traído consigo aumento de la represión policial, militarización de las calles y diversas denuncias por violaciones a los derechos humanos. Para el pueblo mapuche, las consecuencias de esta militarización están siendo aún más agudas. “Lo que estamos viviendo es tremendamente grave, porque con la excusa de la pandemia van a seguir militarizando, no sólo con policías, sino que con militares”, señaló Ericka.
En esa misma línea, la activista explicó que “no sabemos qué puede pasar de aquí a más adelante, si ya vamos a tener a los milicos afuera de las comunidades, pidiéndole carnet a las personas más vinculadas a casos de conflicto y claramente es una situación de racismo que se vive acá desde hace mucho tiempo”.
Ericka se refirió también a los diversos fallos judiciales que hoy tienen a presos políticos mapuche en huelga de hambre, exigiendo cumplir arresto domiciliario o derechamente ser absueltos por los crímenes que se les imputan. “Nuestros lamngen están exigiendo juicios justos, garantías ante sus procedimientos y sobre todo cambio en las medidas cautelares porque hoy, sólo en la cárcel de Angol hay diez gendarmes contagiados con COVID-19, lo cual es un riesgo para todas las personas encarceladas”, explicó.
“A diferencia de lo que ha pasado con el reconocido montaje de la Operación Huracán, los imputados por este caso hoy están cumpliendo prisión preventiva en sus casas, también los asesinos de Camilo Catrillanca están en arresto domiciliario. ¿Por qué existe esa diferencia entre el que es mapuche y el que mata o ataca al mapuche? Se nota que hay una justicia para unos y para otros. Ahí se demuestra también el racismo, el clasismo y la falta de voluntad política de un gobierno que intentan acallar con balas y por la fuerza un problema que es político”, acusó la activista.
El asesinato del werken Alejandro Treuquil el 04 de junio – aún impune – da cuenta de la misma situación de racismo institucional y violencia contra el pueblo mapuche. “No es lo mismo llamarse Treuquil que Luchsinger”, dice Ericka. “Cuando mataron a la familia Luchsinger Mackay apareció en todos los medios, hasta el presidente viajó a juntarse con la familia y nunca hemos visto una situación similar para las familias mapuche cuando son asesinadas”.
“Acá tenemos a una viuda que dejó Treuquil, tenemos hijos, y la misma lamgen Andrea Neculpan comentaba que antes de que a su compañero lo asesinaran, a ellos los estaban hostigando la misma policía, quienes les llevaban bombas lacrimógenas a las casas y ella a raíz de eso sufrió un aborto”, señaló Ericka.
La consecuencia de esta violencia institucional sobre los cuerpos de las mujeres son aún peores, explica Ericka, porque “si hay una ñaña que está sufriendo violencia de género en su comunidad, que está siendo violentada por su marido o por su compañero, ¿a quién va a acudir si los pacos la están baleando, la están llenando de lacrimógenas?”
Violencia contra mujeres y construcción de feminismo desde los pueblos originarios
Ericka Ñanco recordó situaciones de violencia extrema que han estado marcadas por la tardía obtención de justicia en la ciudad, como el femicidio perpetrado por Claudio Tolosa en contra de Yini Sandoval y sus tres hijos, el 28 de diciembre de 2016. “Recién a fines del año pasado se encontró culpable a Claudio Toloza, cuántos años se demoraron en encontrar las pruebas”, acusó la activista.
“Si hay una ñaña que está sufriendo violencia de género en su comunidad, que está siendo violentada por su marido o por su compañero, ¿a quién va a acudir si los pacos la están baleando, la están llenando de lacrimógenas?”
Ericka Ñanco
“Ahí también hubo un tema de clase, porque la Yini vivía en una población, era una mujer pobladora, no era una mujer de la elite, sino todos los mecanismos se hubieran movido para encontrar al responsable. También le podemos sumar a que la Yini era madre de tres hijos, y sus hijos eran de diferentes padres, eso también fue un tema, ¿acaso por eso no es necesario encontrar justicia? ¿Por qué existen preferencias de personas?”
En la misma línea, Ericka profundizó en el racismo institucional, “porque no es lo mismo para una mujer mapuche poder acceder a la justicia o a un juicio justo, o a la dignidad como a Lorenza Cayuhan, ¿a qué mujer rica le podría pasar algo así? De partida no tenemos ricos en las cárceles, las cárceles son un mecanismo de opresión contra la gente pobre”.
Respecto a la construcción de un feminismo desde una perspectiva indígena, Ericka explicó que “hay muchos que dicen que no tiene que ver una cosa con la otra, pero yo siempre me cuestioné desde dónde venían esas pautas”. Referida a su relación personal con el feminismo, la activista señaló que pese a ser reacia al concepto durante mucho tiempo, es algo que le ha permitido tratar de buscar colectivamente soluciones frente a las distintas experiencias.
“Lo principal es darse cuenta que nuestros problemas no son personales, sino que colectivos. Colectivizar los problemas para mí, es el primer paso, darse cuenta de que en realidad lo que a mi me ha pasado no es solamente a mí, sino que es parte de una estructura que me oprime por ser mujer, por ser mapuche y por ser pobre y esa estructura es la que está mal”, explicó.
En ese sentido, Ericka valoró que desde el feminismo se considere la plurinacionalidad como horizonte. “Obviamente nos queda harto que avanzar, pero una de las cosas que puedo rescatar también del movimiento feminista es que el 2018-2019 se logró poner en las demandas que se iban a presentar para la marcha del 08 de marzo, la exigencia de un Estado plurinacional. Yo creo que el movimiento feminista es el único movimiento social, fuera del movimiento mapuche, que ha entablado esas bases, o que ha al menos entregado esa pauta para la discusión”, cerró.
“Estallido social y desmonumentalización”
Por último, la activista valoró positivamente el uso extendido de la wenufoye – bandera mapuche – en el marco de las protestas sociales que se extendieron desde octubre, así como también los actos simbólicos de destrucción de la memoria colonial que tuvieron lugar en diversos lugares del país.
“Yo lo veo como algo positivo, bueno no se le hace daño a nadie. Creo que fue una forma de generar conciencia ante la dominación que tenemos y que se refleja principalmente en esas figuras. Es un acto simbólico, ¿cómo vamos a tener la figura de Pedro de Valdivia que fue un genocida? ¿Cómo vamos a tener adornando la figura de tanto comandante del ejército y hombres – porque no veo la figura de ninguna mujer – que sólo representan violencia?”, reflexionó Ericka.
Respecto al reconocimiento del pueblo mapuche dentro del denominado “estallido social” la activista señaló que “es una forma de mirar hacia atrás, hacia nuestros orígenes y reconocernos como la mayoría mestizos y que somos parte de algo. Es tratar de reconocernos identitariamente, fue algo que hizo mucha falta dada las circunstancias en las que estábamos y cómo estábamos viendo que en realidad el Estado de Chile no estaba considerando las distintas demandas que salieron desde la ciudadanía”.
En ese sentido, este proceso para Ericka “también ha servido para darse cuenta que el pueblo mapuche, por más redundante que suene, hace bastante tiempo que veníamos dando una lucha y mucha gente empatizó con eso. Se dieron cuenta, a muchos les sirvió para abrir los ojos y decir, oh los mapuche estaban peleando lo que era justo, no es que sean terroristas ni que estaban robando, como tratan de meternos en la cabeza la prensa y los distintos medios”.
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