En el inicio de la quinta temporada de “Mujeres en Sintonía”, el programa radial de la Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres, conversamos con Andrea Sato, investigadora de Fundación Sol sobre la relación entre trabajo y mujeres.

En entrevista con las periodistas Rocío Venegas y Antonia Del Solar, la investigadora Andrea Sato explicó la definición e importancia del trabajo doméstico en el modelo económico actual, los cambios sociales en relación a la composición de las familias en Chile y como eso afecta especialmente la realidad económica de las mujeres.

“En los 90 no alcanzaban ser el 20% de los hogares los que tenían jefaturas de hogar femeninas y hoy están en un 42%. Son hogares principalmente monoparentales, donde por lo general la mujer es el ingreso principal y además la encargada de los cuidados y de todos los bienes y necesidades que requiere una familia para reproducirse”, explicó Andrea.

“Una de las violencias más naturalizadas es la violencia económica, que está muy vinculada a la baja autonomía económica que tienen las mujeres. El estudio “Los bajos salarios de Chile” revela que la mediana salarial de las mujeres es de $300 mil. La mitad de las mujeres que trabaja gana eso o menos, y esto no sólo se trata de brecha salarial, sino que también de condiciones de empleo a las que tienen acceso las mujeres”, señaló la investigadora.

Una de las cifras más reveladoras al respecto es la relativa a deuda y morosidad de las mujeres. “En Chile hay 2.300.000 mujeres morosas y las deudas que tienen provienen en su mayoría del retail y no están pagando bienes durables o inversiones, sino deudas que se basan en reproducir la vida: compra de alimentos, ropa, etc.”

Además, Andrea advirtió que ser morosa es muy distinto a estar endeuda, “estar endeuda es poder pagar todas sus deudas al final del mes, una morosa es a quien ya no le alcanzan sus ingresos para pagar”.

En ese sentido, la también licenciada en Historia, explicó que la violencia económica que sufren las mujeres en Chile actualmente no tiene relación sólo con “dependencia en una relación abusiva, sino que también es una violencia estructural que implica que el capital se mete en nuestras casas a través de mecanismos de control a largo plazo, como el endeudamiento“.

“Acumular a partir de la explotación de los cuerpos”

Para la investigadora, especialista en trabajo flexible y precarización femenina, el trabajo doméstico no remunerado “se basa en la explotación de los cuerpos de mujeres, lesbianas y disidencias”, en el marco de la estrecha relación que existe entre el patriarcado y el capitalismo, como grandes estructuras de orden que rigen la sociedad.

Andrea Sato, investigadora de Fundación Sol

“Las labores domésticas y de cuidado han existido históricamente pero las formas de organizarlo es lo distinto y que hoy día el capital utiliza finalmente el trabajo no remunerado de las mujeres principalmente para la reproducción de la población, los cuidados de la población y esa misma población que finalmente van a ser trabajadores y trabajadoras asalariadas”, señaló Andrea.

Actualmente en Chile no es posible determinar la cantidad de horas de trabajo reales a las que se someten las mujeres, puesto que todas las labores domésticas y de reproducción de la vida no son consideradas. En ese sentido, para la investigadora un gran desafío es “establecer la visiblización del trabajo no remunerado y del trabajo doméstico y de cuidados como un trabajo”.

La última Encuesta Nacional de Uso de Tiempo indica que las mujeres utilizan el doble de su tiempo en labores domésticas o de cuidado sin remuneración, en relación a los hombres. Y más aún, el desagregado de esa cifra revela que, independiente de la jornada laboral asalariada que puedan tener las mujeres, la cantidad de horas de trabajo doméstico no remunerado solamente baja en los quintiles más altos, cuando los hogares que tienen otro tipo de ingreso externalizan el trabajo de cuidado y doméstico porque tienen la opción para asalariar a otra mujer para que cumpla las labores domésticas y las labores de cuidado.

Modernización laboral: “Un proyecto que precariza más la vida”

La semana pasada el gobierno de Sebastián Piñera presentó la reforma de modernización laboral, bajo el nombre de “Ley de modernización laboral para la conciliación del trabajo, la familia y la inclusión” y con el supuesto objetivo de conciliar de mejor forma el mundo laboral con otras esferas de la vida.

Al respecto, Andrea Sato indicó que “el proyecto de modernización laboral tiene dos grandes problemas: primero se habla como si empleados y empleadores no estuvieran en una relación de jerarquía , por otra parte los bajos ingresos obligan a las personas a buscar un segundo trabajo”.

“Desde Fundación Sol creemos que es un proyecto que precariza aún más la vida, pero también estamos atentos, esperando a que salga el proyecto efectivo para ver qué se ofrece y que no. A primera instancia se ve mucha precarización, principalmente por la alta flexibilidad y extensión de horarios que impacta principalmente a las trabajadoras que no sólo cumplen una jornada sino que doble o triple”, aseguró.

A juicio de la investigadora, este proyecto abre espacios para que las personas se sigan sobre-explotando usando las jornadas libres para buscar ingresos extra.

“Los bajos ingresos implican no sólo una precarización en torno a no tener acceso a ciertos bienes y servicios, sino que también implica que mucha gente busque un segundo ingreso”.

“En Chile hay alrededor de 800 mil trabajadores y trabajadoras subempleados, que implican jornadas parciales involuntarias, es decir, queriendo trabajar más no pueden. También hay una discusión anterior sobre el tipo de calidad de trabajo que ofrece Chile, si somos capaces de ofrecer jornadas de trabajo decente, en un contexto de una matriz productiva que está bastante atrasada con respecto a lo que se necesita hoy en un país como Chile”.

Escucha el programa completo a continuación: