Por Antonia del Solar Benavides, periodista de la Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres

El viernes 6 de diciembre la Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres realizó dos grandes actividades en La Carpa de las Mujeres en el marco de la Cumbre de los Pueblos, evento que tuvo lugar en la Universidad de Santiago entre los días 2 y 6 del presente mes.

La primera instancia, se trató del re-lanzamiento de la última publicación de la articulación titulada “Violencia estructural y feminismo: apuntes para una discusión”, un libro constituido por nueve artículos donde mujeres de distintos movimientos sociales se vuelcan a pensar desde la noción de violencia estructural diversos ámbitos y sus efectos en la vida de las personas y el medio ambiente: explotación, extractivismo, precarización de la vida y, en particular, la de las mujeres. Violencia estructural en el contexto del neoliberalismo que vivimos actualmente y que se sustenta en una economía masculinizada que arrasa con todo a su paso ¿Y las mujeres?

Los cuerpos de las mujeres como otro lugar más de expropiación, otro territorio que ocupar, que usurpar y que delimitar. A su vez, las mujeres como sujetas centrales en la resistencia ante un sistema inclemente, expansionista que además de ocupar territorios, configura imaginarios sociales. La defensa de la vida y la tierra como una fisura para pensar nuevos relacionamientos. Este es el marco en donde las autoras Luna Follegati, Francisca Fernández, Corina Muñoz, Johanna Molina, Mafalda Galdames, Yoselin Fernández, Antonia del Solar, Lidia Poza, Silvana del Valle, María Isabel Matamala y Antonia Orellana se sitúan.

Alondra Carrillo, vocera de la Coordinadora Feminista 8 de marzo y Elena Águila, editora del libro y permanente colaboradora de la Red Chilena, fueron quienes profundizaron en torno a los contenidos de la publicación y la pertinencia de un libro como éste en el actual contexto. 

Elena Águila dio inicio a la actividad, haciendo un recorrido por cada uno de los artículos, así como también por la trayectoria de la Red Chilena, que durante el 2020 que se aproxima cumple 30 años y que, desde el 2004 hasta la fecha, ha publicado ya diez libros que profundizan en torno a la violencia patriarcal. Elena habló de un continuo, así como el continuo de violencia contra mujeres, un continuo en el trabajo de elaboración de contenido y activismo político de la articulación, como otra de las expresiones de resistencia. Elena parafraseó “nadie lo vio venir” y agregó “yo digo: no es cierto. Yo creo que este libro es una prueba de que la Red Chilena Contra la Violencia hacia las Mujeres lo vio venir cuando dijo: es violencia estructural. Bueno, quizás más que verlo venir, las mujeres de la Red venían con todes les que venían… y que ´nadie vio venir´”. 

La literata, avanzó en el tiempo y proyectó: “Fallarán una y otra vez las luchas de resistencia, parece advertirnos este libro, que no vean que la violencia 1. es estructural y 2. la estructura de la cual proviene esa violencia puede ser nombrada como patriarcapitalismo colonialista”. Y antes de cerrar agregó: “Si observamos los contenidos del malestar expresado en las diversas manifestaciones de esto que se ha dado en llamar el despertar de Chile ¿encontramos expresiones que articulen un malestar que reconozca como su origen y antagonista el “patriarcapitalismo colonialista”? No hay pacto sin nosotras, hemos dicho. Yo quisiera agregar: no hay despertar sin nosotras”.

Por su parte, Alondra Carrillo se dedicó a reflexionar qué significa la elaboración de un libro como éste y luego, qué significa en un contexto de revuelta popular y represión estatal como en el que estamos participando. “Lo que pienso es que textos como este y ejercicios de escritura y pensamiento como los que va a haciendo la Red, van horadando de manera continua y permanente la aparente firmeza del discurso legitimador, y de manera subterránea van gestando las condiciones para que enfrentemos momentos como este, momentos de crisis, teniendo un espacio de sentido al cual recurrir, un espacio de tradición propia de la cual retomar un ejercicio de debate y de discusión crítica”, expresa la activista. 

Así mismo, Alondra se refierió a las diferencias entre los textos que componen el libro, explicando que si bien existe una reflexión situada respecto de cada uno de los ámbitos de esta violencia estructural en los cuales las autoras abordan, hay igualmente tesis políticas en cada artículo: “esas tesis no necesariamente están en una posición armónica entre sí. Debaten (…) y permiten recordar algo que siempre es necesario: que nuestro feminismo tiene que estar plagado de debate y de diferencia, y que esa diferencia puede ser muy productiva, aún más productiva cuando tomamos libros como este para ponernos a discutir y para ponernos a pensar”. 

Posicionándose en el Chile que habitamos a partir del 18 de octubre, la vocera feminista manifestó que “que estemos en un momento de suspensión de las garantías supuestamente otorgadas por la institucionalidad para desarrollar una vida libre, soberana; que aparezca la violencia a la vuelta de la esquina como un ejercicio de disciplinamiento; todo eso que aparece como una cuestión propia de un estado excepcional es el estado permanente de nuestras vidas como mujeres, y de maneras diferenciadas en función de las posiciones diferenciadas que ocupamos en el entramado de violencias, opresiones y dominaciones. En ese sentido, el sentido de relanzar este libro es poner de relieve esa verdad brutal, que es que para las mujeres siempre es estado de excepción” expresó. 

Por último,  recorrió algunos ámbitos: el sesgo de los medios de comunicación comerciales que se estructuran de manera tal que producen y reproducen los discursos hegemónicos y sus violencias. El texto sobre la militarización en Wallmapu, como un laboratorio de refinamiento de técnicas para reprimir, donde la violencia política sexual se reemerge como lo que siempre ha sido: herramienta disciplinaria. Manifestó que la revuelta nos dota de un nuevo prisma en el que mirar la realidad que vivimos, con nuevos enfoques, con nuevas críticas, con velos que caen irreversiblemente, donde “Violencia estructural y feminismo” funciona como guía de ruta para nuevas reflexiones, nuevos contenidos y debates. 

La Cumbre de los Pueblos y la Carpa de las Mujeres

Entre los días 2 y 6 de diciembre se realizó la Cumbre de los Pueblos 2019, una actividad que convoca a diversas organizaciones sociales de diferentes sectores del mundo, para dar a conocer experiencias y proponer soluciones al sistema neoliberal, patriarcal y extractivista que precariza vidas y territorios. En palabras de la misma iniciativa, su objetivo es “fortalecer la organización global y la acción local para frenar la catástrofe socioambiental”.

Este año, la atención se centraría en Chile ya que se realizarían en el país dos eventos internacionales: el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) en noviembre y la Conferencia de la Partes (COP25), en diciembre, con el fin de acordar acciones entre países para detener el cambio climático. Instancias que -tal como releva la organización de la Cumbre de los Pueblos- se han realizado durante años sin lograr cambios sustantivos respecto a las economías y políticas que hoy amenazan la vida. 

Debido al complejo escenario que atraviesa Chile desde el 18 octubre, fecha en que comenzó la fuerte protesta social protagonizada por el pueblo, los eventos mencionados fueron suspendidos. No así la Cumbre, que si ya tenía gran relevancia, en el nuevo contexto, su realización se hacía aún más necesaria.

La instancia contó con un espacio exclusivo llamado la Carpa de las Mujeres, para abordar violencia contra mujeres y articulación feminista, donde la Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres fue co-organizadora junto a la Marcha Mundial de Mujeres, la Asociación de Mujeres Rurales e Indigenas (ANAMURI), el Movimiento por el Agua y los Territorios (MAT) y diversas comisiones de la Coordinadora Feminista 8 de Marzo. Es así cómo se llevaron a cabo dos actividades levantadas por la articulación feminista: el re-lanzamiento del libro “Violencia estructural y feminismo: apuntes para una discusión” y el conversatorio “Una mirada desde el feminismo a la violencia estructural”.