Feministas de distintos territorios agrupadas en la Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres, frente al Plebiscito del 25 de octubre aprobamos para eliminar de una vez y para siempre los amarres dictatoriales establecidos en la vigente Constitución del genocida Pinochet. 

Aprobamos la Convención Constitucional, por una Constitución que, recogiendo el poder organizado del pueblo y no el que las élites partidistas pretenden cooptar, sea trazada por mujeres y hombres en paridad, pueblos indígenas, movimientos sociales y organizaciones territoriales, en cuyas bases se plasmen las exigencias y necesidades de todas, todos y todes quienes habitamos nuestro país. 

Aprobamos, por la eliminación del Estado subsidiario que concibe los derechos sociales como oportunidades de negocio para las élites económicas. Aprobamos una nueva institucionalidad, que establezca como prioridad de toda la sociedad la reproducción de la vida y los cuidados, estableciendo obligaciones y un compromiso irrestricto con los derechos humanos, donde no existan territorios en sacrificio, ni etnias ni disidencias sexuales ni personas en situación de discapacidad ni personas en situación de calle discriminadas, y se considere especialmente el derecho humano de las mujeres a vivir una vida libre de violencia.

Aprobamos la reformulación de las Fuerzas Armadas y de Orden, y la creación de nuevos organismos comprometidos con la defensa de los derechos humanos de la población, que su función sea de apoyo y protección a la comunidad de naciones que habitan el país, con una lógica social, no militarista, bélica y patriarcal como son en la actualidad, cuyas consecuencias han sido violencia y terrorismo de Estado contra su propio pueblo. Aprobamos un Estado plurinacional y pluricultural, que reconozca la diversidad de naciones, comunidades y culturas que habitamos el territorio. Aprobamos la descentralización y autonomía de las regiones. Aprobamos derogar los tratados de libre comercio que lesionan la soberanía popular. Aprobamos la nacionalización de los recursos naturales, los bienes colectivos y las empresas estratégicas.

Así también, aprobamos la participación protagónica de las feministas, sean éstas de los movimientos sociales o militantes de partidos políticos, en la Convención Constitucional, pues la experiencia histórica de las luchas de las mujeres nos muestra que ninguna transformación o avance significativo se ha conseguido sin nuestra participación. 

Nos convocamos a seguir movilizadas, denunciando la violencia estatal y la militarización que instaló la dictadura cívico militar, y que hoy Piñera pretende naturalizar. Nos convocamos a seguir  profundizando la organización social y política, recomponiendo el tejido social que el neoliberalismo ha socavado durante más de 40 años. Tenemos la plena certeza de que el camino de transformaciones profundas y radicales no se agotan en los procesos institucionales y que es tarea de todas, todos y todes avanzar en la construcción de una nueva convivencia humana, contra las lógicas patriarcales y coloniales que perpetúan la violencia. 

La revuelta social fue un estallido de indignación frente a décadas de abuso y precarización de la vida, producida por el modelo neoliberal impuesto durante la dictadura cívico-militar y profundizada por los gobiernos postdictatoriales. Si la respuesta de Sebastián Piñera frente a las legítimas demandas sociales ha sido la militarización, represión, mutilaciones, muertes y violencia, medidas que hoy con la excusa de la pandemia ha extendido indefinidamente, son ellas mismas las que nos inspiran e impulsan para enfrentar los obstáculos que pretende imponer la clase política al proceso constituyente, que por lo demás nos pertenece. 

Las feministas, los movimientos sociales, las organizaciones territoriales y todas, todos y todes quienes hemos estado en múltiples instancias de lucha sabemos que con unidad, organización y manifestación callejera lograremos que la Convención Constitucional contenga atribuciones de una Asamblea Constituyente, es decir, una hoja en blanco, sin amarres políticos previos, con representación de la diversidad social y plenamente soberana. De la movilización de las mayorías que históricamente nos hemos manifestado en rebeldía contra este sistema inhumano depende.

Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres

Feministas por la dignidad ¡y mucho más!