
El pasado jueves 21 de marzo en en el auditorio de LOM ediciones se lanzó “Ruleta Rosa” un poemario sobre femicidio realizado por la escritora y abogada feminista Fanny Campos Espinoza. “Una ruleta rusa le puede tocar a cualquiera, en el caso de una Ruleta Rosa es porque le toca solo a mujeres” con esta frase la autora explicaba la razón detrás de su nuevo proyecto.
El libro es un compilado de 45 poemas, uno por cada femicidio perpetrado durante 2015. La autora se mostró agradecida por la alta asistencia a la presentación de este proyecto personal que comenzó con el primer femicidio del mencionado año, en la búsqueda por devolver la voz a las mujeres violentadas, silenciadas y olvidadas tras un número que no logra hacer justicia a su historia de vida. Así fue que el proceso creativo de Fanny implicó un ejercicio de encarnación para poder escribir de cerca las vivencias de cada una estas mujeres que, si bien desgastante y agotador a nivel personal, decidió llevar a término ante la necesidad de visibilizar la violencia patriarcal en una de sus manifestaciones más cruentas.
Desde una perspectiva feminista, la autora logra mostrar la otra cara -o más bien la verdadera cara- del amor romántico, a quien el arte, y en particular la literatura y la poesía, históricamente han rendido culto.
En lo que va del 2019 se han perpetrado catorce femicidios. Año a año decenas de mujeres son asesinadas por hombres por motivo de su género , un número que no disminuye a pesar de que el nivel de conciencia respecto a la violencia machista se fortalece.
El femicidio como figura legal es reciente, fue promulgada a finales del año 2010. Hasta antes de esa fecha, cualquier asesinato a una mujer perpetrado por cónyuge, ex cónyuge o conviviente era considerado parricidio. Cabe mencionar que todos los años el registro de femicidios que lleva el Ministerio de la Mujer y Equidad de Género muestra una diferencia de aproximadamente un 30% en comparación con el registro elaborado por la Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres, lo anterior porque el Estado continúa situando el problema de la violencia hacia las mujeres exclusivamente en el ámbito intrafamiliar, no reconociendo como femicidio todos aquellos asesinatos a mujeres y niñas cometidos por otros familiares, amigos, colegas, conocidos, desconocidos y clientes sexuales.